Nuestras niñeras para ayudar con la hiperactividad infantil

Nuestras niñeras para la hiperactividad infantil

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Nuestras niñeras para la hiperactividad infantil

 

Nuestras niñeras: para la hiperactividad de tus hijos

 

George Still, un pediatra británico, en 1902, definió la hiperactividad infantil (TDAH) como un trastorno en la conducta de los niños.  Esto incluye, déficit de atención, comportamientos impulsivos sin ningún propósito específico, es decir, comienzan una actividad que no terminan para comenzar otra, que, a su vez, vuelven a abandonar.

Los niños hiperactivos se mueven constantemente, lo tocan todo, tienen problemas de memoria, baja autoestima, parece que no tienen control sobre sus actos y son insensibles a los castigos.  Sobre todo, cuando están con más gente a su alrededor, ya que una vez se quedan solos, este comportamiento descontrolado disminuye considerablemente.

Es más difícil su educación ya que su concentración es mínima por lo que no son capaces de prestar atención durante un tiempo prolongado. De ahí su bajo rendimiento en el colegio a pesar de que su cociente intelectual sea como el de cualquier otro niño.

El motivo del TDAH no es claro. Still consideró que se debía a una leve lesión en el cerebro en el momento del nacimiento o a una disfunción en general, la cual iba subsanándose a medida que se llega a la edad adulta. Pero otros estudios demuestran que puede ser algo genéticamente heredado. La cuestión es bastante frecuente en la infancia hasta los 7 años y más en los niños que en las niñas.

Los padres pueden detectar que su hijo es hiperactivo desde su nacimiento fijándose en los siguientes signos. Por ejemplo, si ven que su bebé se despierta sobresaltado o que se irrita con facilidad. Según va creciendo ven que no tiene conciencia ante el peligro, es muy desobediente, le cuesta mucho expresarse, es muy impulsivo, no termina las tareas, no puede mantenerse quieto o sentado y, sobre todo, demuestran un déficit de atención.

 

Recomendaciones para los padres

No hay un tratamiento específico, pero sí se puede mejorar la conducta y del ambiente familiar. Lo primero es entender que el niño no es consciente de lo que está haciendo mal, por lo que no hay que castigarle si no enseñarle a actuar correctamente ayudándole a entender la situación y que él mismo rectifique.

Para conseguir un ambiente familiar optimo hay que tener en cuenta que los padres tienen un papel fundamental: deben de poder controlar la situación, manteniendo la calma y controlando la ansiedad que genera la situación. Deben de marcarse unos límites educativos y unos tiempos concretos y cumplirlos.

Un gran aliado para controlar la hiperactividad infantil es el deporte. Esto ayuda a que los niños se concentren, canalicen y controlen su energía. Por ende, se volverán más disciplinados. El apoyo de una niñera puede ser muy positivo para descargar esa excesiva energía.

Es importante fomentar los aspectos positivos de estos niños y así generar autoconfianza y una autoestima más alta en ellos mismo. Hay que mostrarles amor y aprecio. La mejor forma de hacerlo es pasar tiempo con ellos, compartir una actividad dentro de sus capacidades. Enseñarles a organizar su entorno donde se sienta cómodo y sienta que es su espacio, donde puede relajarse y descansar.

Pero, sobre todo, hay que tener paciencia y mantener la calma. Esto a veces es difícil al ver al niño fuera de control, por eso es importante que los padres se puedan permitir tomarse un descanso y por ejemplo delegar el cuidado de su hijo por unas horas al día o a la semana en otra persona, familiar o niñera.

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